En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”. (Mc 12::28b-34)
La pregunta tramposa sobre el mandamiento más grande se responde cuando Jesús relaciona el amor de Dios con el amor al prójimo y dice que son la misma cosa. Y hemos estado luchando con esta enseñanza desde entonces.