María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. (Lc 1:38)
El “Sí” de María fue completo, no parcial. Ella dijo “Sí” al plan de Dios por nuestra salvación. Ella dijo “Sí”: al Pesebre de Belén, al exilio en Egipto, a las Bodas de Caná, al pie de la Cruz de su Hijo, a la Resurrección, al Día de Pentecostés donde estaba reunida con los discípulos.
Todavía la Virgen María sigue rezando por la iglesia.