En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. (Lc 10:28-32)
Aunque los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) ni siquiera mencionan el nombre del pueblo (Betania), ni nada de Lázaro, el hermano de Marta y María a quien Jesús resucitó de entre los muertos, es precisamente en esta casa. y con estos amigos donde Jesús se sentía más en casa. Y la comunidad que se reunió en torno a Marta, María y Lázaro, nos ha regalado el Cuarto Evangelio, el que llamamos “según san Juan”, para preservar su memoria.