Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Dicho esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”
Entonces le preguntaron los discípulos: “¿Qué significa esta parábola?” (Lc 8:4-15)

No debería sorprendernos que la iglesia no entendiera las parábolas mejor que los discípulos. Pero las parábolas son una parte esencial del ministerio de enseñanza de Jesús. La iglesia se contentó con extraer una “verdad” de la parábola y luego predicar esa verdad. Pero las parábolas son mucho más complejas. No pueden reducirse a una verdad oculta. Si permitimos que las parábolas sean las historias que Jesús contó para revelar el misterio del Reino, entonces podríamos sorprendernos de que en el Reino los ciegos ven, los perdidos son encontrados, los pobres tienen asientos de honor y los muertos son resucitados. Hoy en Colombia es el Día de Amor y Amistad (nuestro Día de San Valentín).