Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?” Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él?” Jesús le dijo: “Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y postrándose, lo adoró. Entonces le dijo Jesús: “Yo he venido a este mundo para que se definan los campos: para que los ciegos vean, y los que ven queden ciegos”. (Juan 9:35-39)
Jesús siempre está con los rechazados. Cuando el hombre nacido ciego fue echado, Jesús lo encontró. Es interesante que mientras estuviera ciego el hombre no tenía problemas, pero después de tener los ojos abiertos fue echado de la comunidad. Que el Señor abre nuestros ojos para podamos ver al mundo con los ojos compasivos de Cristo.