No cierren, pues, su corazón ni endurezcan su cabeza, porque el Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta sobornos, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero y le da pan y vestido. Amen, pues, al forastero, porque también ustedes lo fueron en Egipto. (Dt 120:12-22)
¡Qué rápido nos olvidamos nuestra propia historia! Los políticos utilizan el racismo y la xenofobia para dividirnos. Pero Dios nos recuerda: "Una vez ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto".