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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño,) se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
(Lc 2:36-40)

La figura de la vieja profetisa, Ana, me recuerda de todas las mujeres de fe en mi vida, pero especialmente de mi abuela, Nanny. Nanny llevaba una cartera. En la cartera tenía un pequeño álbum de fotos de todos sus nietos con el letrero (en inglés): S.O.G.W.P.I.P. (Silly Old Grandma With Pictures In Purse) (tonta abuelita con fotos en cartera). Todo esto fue antes de celulares y Facebook, pero cuando sus amigas empezaban de hablar de sus nietos, mi abuela abrió su cartera y sacó el pequeño álbum de fotos para hablar de nosotros y mostrarles las fotos!