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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Jueves, 19 Noviembre 2020 00:00

JUEVES, SEMANA XXXIII, TIEMPO ORDINARIO

Y al tomar el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:
“Tú eres digno de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste sacrificado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de todas las razas y lenguas,
de todos los pueblos y naciones,
y con ellos has constituido un reino de sacerdotes,
que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra”.
(Apocalypse 5:1-10)

¡Guau—que visión del Cordero! Y también un cántico NUEVO. Cuando estudiaba en la Universidad Vanderbilt, yo ayudaba en una parroquia. Celebraba la Misa de las 7:00 am todos los domingos. Había un diácono para ayudarme . . . pero NO música. El diácono me dijo: “Padre, esta es la Misa callada”. Pues, no quería celebrar Misa sin música . . . pero lo acepté . . . hasta el domingo de Pascua. Entonces le advertí al diácono que íbamos a cantar aunque a solas. Y cantamos mucho y la gente asustada. Las personas que quieren un cielo callado van a ser decepcionadas. ¡En el cielo habrá mucha música . . . y con NUEVOS cánticos para aprender!

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