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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Revístanse con la armadura de Dios: que su cinturón sea siempre la verdad; su coraza, la justicia; su calzado, la prontitud para anunciar el Evangelio de la paz; que la fe les sirva siempre de escudo para protegerlos y apagar las flechas incendiarias del enemigo malo; pónganse el casco de la salvación y empuñen la espada del espíritu, que es la palabra de Dios.
(Efe 6:11-17)

En el seminario, teníamos el mejor homilético del país (profesor de homilética--la ciencia de predicación), David Buttrick (1927-2017). El Seminario de San Meinrado había recibido una donación de un millón de dólares de parte de un señor que estaba harto de escuchar malas homilías en la Misa. Con ese dinero, el seminario consiguió los servicios de David Buttrick. Fue el Profesor Buttrick que nos enseñó este pasaje de la Escritura. De todos los instrumentos de la armadura de Dios, la única arma ofensiva es “la espada del espíritu, que es la palabra de Dios”. La foto de hoy es el Reverendo David Buttrick, Profesor de Homilética, Pittsburgh Theological Seminary, Saint Meinrad School of Theology, Vanderbilt University.