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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Hermanas y hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia. (Col 1:24-2:3)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091123.cfm
Hay un misterio en el sufrimiento humano que tal vez nunca comprendamos del todo. Pero cuando somos capaces de unir nuestro sufrimiento a los sufrimientos de Cristo por el bien de nuestros hermanas y hermanos, entonces nuestro sufrimiento adquiere una dimensión divina y nos ofrece una comunión única con Cristo. Algunos de nosotros recordamos dónde estábamos cuando nos enteramos de los ataques del 11 de septiembre. Yo estaba de retiro en mi seminario. Mientras aún se desarrollaba, nos reunimos en la Capilla del Seminario y celebramos Misa y rezamos por la paz.