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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. (Mt 9:9-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070723.cfm
El Comer y Beber con los pecadores es un elemento clave del Ministerio de la Mesa de Jesús, uno que olvidamos con demasiada frecuencia. Quizá por eso la iglesia pone en nuestros labios las palabras del centurión antes de acercarnos al Sacramento para recordarnos que el Señor todavía acoge a los pecadores a Su Mesa: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.”