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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. (Efe 3:2-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101922.cfm
La gracia de predicar a los gentiles . . . esa fue la misión de los primeros misioneros jesuitas en América del Norte. Los santos John de Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros mártires soportaron dificultades increíbles para llevar el evangelio al llamado “nuevo mundo”. Y nosotros somos el fruto de sus labores.