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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida. (1 Jn 5:5-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010722.cfm
Tener el don de la vida eterna es vivir sin miedo, ser libres para ser las personas que Dios nos ha llamado a ser, ser libres para amar a nuestro prójimo con tanta libertad como Dios nos amó a todos en Cristo.