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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Dios nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
(Ef 1:3-6, 11-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/120821.cfm
Hay un propósito divino para cada uno de nosotros. La fiesta de hoy nos recuerda cómo se cumplió ese propósito divino en la vida de la Virgen María, que se preparó desde el primer momento de su existencia para convertirse en madre del Hijo de Dios.