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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. (Apóc 1:5-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112121.cfm
La fiesta de Cristo Rey nos invita a recordar nuestra dignidad porque somos “un reino de sacerdotes para su Dios y Padre”. “Dominio, gloria y realeza”, todo definido por el servicio a los pobres y marginados. Cristo Rey cuya corona está hecha de espinas.