El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino.
(Mc 10:46-52)
El ciego Bartimeo es una maravillosa historia de gritos de fe y después una curación. . . pero la clave es que Bartimeo "comenzó a seguirlo por el camino”.