Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: "No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'El irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como Él les dijo'". Las mujeres salieron corriendo del sepulcro. Estaban asustadas y asombradas, y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían.
(Mc 16:5-8)
El Evangelio según San Marcos termina con la declaración que las mujeres “no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían” (Mc 16:8). Tal vez el evangelista fue un poco más astuto que su audiencia. El evangelista quiere decir que NOSOTROS, los auditores del evangelio, debemos ser responsables de proclamar las Buenas Noticias, que Jesús “ha resucitado”, a los líderes. Desafortunadamente, la iglesia mal entendió el propósito del evangelista y nunca estaba satisfecha con la conclusión. Por eso, varias “conclusiones” se habían agregado al evangelio. Pero estas “conclusiones” roban el golpe del evangelio. Las mujeres reciban la misión de ir y decir a sus discípulos y a Pedro, pero no lo hacen porque tenían miedo. Y por eso, nos toca a nosotros mismos proclamar las Buenas Noticias a los demás. Y ¿quién es ese joven vestido en “túnica blanca”? Tal vez tiene algo que ver con el joven que “le seguía, vestido solo con una sábana sobre su cuerpo desnudo; y lo prendieron; pero él, dejando la sábana, escapó desnudo” (Mc 14:51-52). No es un ángel . . . pero tiene “túnica blanca” . . . obviamente ¡es uno de los recién bautizados!