Aquel día se salvó una vida inocente.
(Dan 13:1-9,15-17,19-30,33-62)
“Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?” Ella le contestó: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno”.
(Jn 8:1-11)
Las historias de Susana y de la mujer sorprendida en adulterio forman un contraste maravilloso. En la Historia de Susana “aquel día se salvó una vida inocente"; en el evangelio, incluso los culpables son perdonados. Como diría Jesús: "Deseo misericordia, no sacrificio".