Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.
(Mc 3:20-21)

Cuando tu familia piensa que estás loco, sabes que estás en problemas. Pero Jesús siguió su camino, no se desanimó, no se rindió. Ahora, nos invita a ser sus hermanas y hermanos. Ya nuestra familia es grande.