Los vencedores, teniendo en sus manos grandes arpas,
cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
“Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios todopoderoso;
justo y verdadero tu proceder,
rey de las naciones.
¿Quién no te respetará, Señor?
¿Quién no te alabará?
Ya que sólo tú eres santo,
y todas las naciones
vendrán a adorarte,
porque tus justas sentencias han quedado patentes”.
(Apoc 15:2-4)
¡Grandes arpas! ¡Qué impresionante! El escritor del Libro del Apocalipsis debía escuchar la música de arpas en la liturgia. Pues, disfruten de la música del grupo, the American Youth Harp Ensemble