Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios . . . . Pues bien, nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo. (1 Cor 2:12-16)
Tener la mente y el corazón de Cristo . . . para ver al mundo con los ojos compasivos de Jesús. Como Santa Teresa de Ávila dijo: Cristo no tiene cuerpo, sino el tuyo. No tiene manos o pies en la Tierra, sino los tuyos. Tuyos son los ojos con los que la compasión de Jesús mira al mundo. Tuyos son los pies con los que camina para hacer el bien. Tuyas son las manos con las que bendice todo el mundo. Tuyo es el corazón con el que Jesús ama al mundo.