Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Pero yo tendré presente la alianza que hice contigo cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna. (Ezekiel 16:60)

Que Dios nunca se olvida es la fundación de fe. Confiamos que aunque nosotros sí podamos olvidar, Dios nunca se olvida de nosotros.

San Maximiliano María Kolbe dio su vida para salvar la vida de otro prisionero en al campo de concentración de los nazis. Su sacrificio nos recuerda que Dios nunca se olvida de un acto de bondad.