Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí, en la cárcel. Por tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo. (Filemón 9-10, 12-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/090725.cfm
Onésimo es un esclavo fugitivo. El castigo es la crucifixión para que los esclavos no fueran infectados con la libertad. Sin embargo, Pablo lo envía de vuelta a su amo pidiéndole que lo reciba no como esclavo, sino como un hermano amado. No sabemos cómo se resolvió el caso de Onésimo. Pero creo que San Pablo conquistó el corazón de Filemón. La foto de hoy es de los grilletes y cadenas rotas bajo los pies de la Estatua de la Libertad. https://youtu.be/tnfcofde5vw?si=LJYx5XqRGDhMrfQB