"Yo desprecio y detesto las fiestas de ustedes, no me agradan sus solemnidades. Aunque me ofrezcan holocaustos, no aceptaré sus ofrendas ni miraré con agrado sus sacrificios de novillos gordos. Alejen de mí el ruido de sus canciones; no quiero escuchar la música de sus arpas. Que fluya la justicia como el agua y la bondad como un torrente inagotable’’. (Amós 5:21-24)
El profesor de homilética en el seminario siempre quejaba contra la política usando la religión. El dijo, “Cuando los políticos están usando la religión, los pobres siempre sufren”. El profeta Amós tenía el mismo punto de vista. El antiguo Israel era muy religioso: había muchas fiestas, música sacra, un montón de sacrificios. Solo faltó lo necesario que Dios quería: LA JUSTICIA.