Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Pedro, el Apóstol, y Pablo, el maestro de las naciones, nos han enseñado tu Evangelio, Señor. (Antífona de la Entrada)

Hoy es la fiesta de los dos apóstoles más grandes que la iglesia de Roma tiene como sus fundadores. En toda la antigua Ciudad de Roma, las iglesia siempre muestran Pedro y Pablo juntos. Aunque murieron en años distintos, en la celebración de sus martirios, los dos están juntos. Qué todos pudiéramos decir con San Pablo:

Ha llegado para mí la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento. (2 Tim 4:6-8)