Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos contestaron: “No”. Entonces él les dijo: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces”. Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados. Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca. (Jn 21:1-14)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/042525.cfm
Aunque el capítulo anterior (Capítulo 20) marca el final original del Cuarto Evangelio, el Capítulo 21 continúa con la historia del Desayuno junto al Mar. Tenemos un poco de humor: Pedro se viste y salta al mar, mientras los demás lleguen en la barca. Sin embargo, Pedro tiene lugar especial en el resto de este capítulo adicional con su segunda conclusión del evangelio. El Desayuno junto al Mar, por supuesto, incluye panes y peces, con Jesús mismo haciendo los honores.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Viernes de la Octava de Pascua
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