Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una saliente del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. (Lc 4:24-30)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032425.cfm
Cuando Jesús va a la sinagoga de su pueblo y empieza a predicar sobre la intervención de Dios a favor de los extranjeros, sus vecinos quieren matarlo. Se parece mucho a lo que ocurre hoy. El odio a los extranjeros, el odio a los inmigrantes, nunca reciben el sello de aprobación de Jesús.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Lunes III, Cuaresma
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