Un día, el Señor Dios tomó polvo del suelo y con él formó al hombre; le sopló en la nariz un aliento de vida, y el hombre comenzó a vivir. (Gén 2:4-9, 15-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/021225.cfm
El segundo relato de la creación no se anda con rodeos... va directo al grano con la creación del hombre (y, finalmente, de la mujer). La imagen de Dios insuflando en nuestras narices el aliento de vida se repite en el Cuarto Evangelio cuando el Señor Resucitado sopla sobre los discípulos el aliento del Espíritu Santo.