Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Queridos hijos: Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, que ame también a su hermano. (1 Jn 4:19-5:4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010925.cfm
Constantemente se nos recuerda nuestra hipocresía. Decir que amo a Dios es muy mientras tanto se me permita odiar a los demás. Tal vez, algún día nuestros ojos se abran para ver claramente más allá de las mentiras que decimos a los demás y de las que nos decimos a nosotros mismos.