Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí en la cárcel. Él en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para ti y para mí. Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo. (Fmn 7-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111424.cfm
Esta muy breve y personal carta de San Pablo a Filemón es una auténtica joya. Onésimo, un esclavo fugitivo, es enviado de regreso a su dueño, quien tenía derecho de vida o muerte sobre él. Aunque no sabemos cómo fue recibido Onésimo, imagino que ganó San Pablo.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Jueves, Semana XXXII, Tiempo Ordinario
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