Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido. (Gál 3:7-14)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101124.cfm
Cristo se convirtió en maldición para nosotros. Como siempre ha proclamado la Iglesia: “¡Jesús murió por todos!” Y como el viejo himno nos invita a cantar: “¡Qué maravilloso amor es este!”