Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles. Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. (1 Cor 15:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091924.cfm
Hoy tenemos otra pieza de catequesis de la iglesia primitiva que le han enseñado a Pablo. Y como la enseñanza sobre la Eucaristía, Pablo comienza con la misma fórmula: “Les transmití lo que también recibí”. Pablo, a su vez, enseñó esto a los corintios. Por supuesto, Pablo agrega la parte final a la enseñanza: “Finalmente, se apareció a mí”. ¡Qué importantes son las enseñanzas que recibimos!