Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él. Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. (1 Jn 2:29-3:6)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010324.cfm
Como decían los antiguos Padres y Madres de la Iglesia, "el Hijo de Dios se hizo Hijo del Hombre para que las mujeres y los hombres pudieran convertirse en los queridos hijos de Dios". La celebración del Santísimo Nombre de Jesús nos recuerda lo que significa su nombre: Dios salva.