A eso de la medianoche, Pablo y Silas estaban en oración, cantando himnos al Señor, y los otros presos los escuchaban. De pronto sobrevino un temblor tan violento, que se sacudieron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas. (Hechos 16:25-26)
Cuando visité a España, había iglesias con cadenas pegadas al exterior del templo. Las cadenas eran de prisioneros cristianos quienes fueron liberados durante la reconquista, o de los que habían redimidos de sus captores.