Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le dijo: “Ésta es la alianza que hago contigo: Serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como padre de muchas naciones”. (Gn 17:3-9)
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. (Salmo 104)
Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”. (Jn 8:51-59)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/033023.cfm
La liturgia llama a Abraham “nuestro padre en la fe”. Y así es para judíos, cristianos y musulmanes. Las lecturas de hoy nos recuerdan el pacto que Dios hace con Abraham y toda su descendencia, el pacto que Dios recuerda para siempre.