Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. (Jn 6:8-11)
Una de mis favoritas historias de la Biblia—el Niño con su Lonch. Creo que aquel niño estaba quejando cuando su mamá le dio el lonch para llevar consigo: “Por favor, Mamá, voy a ser el único con lonch.” Y fue así. Entonces Jesús le pidió el lonch. Ese niño tenía dudas . . . pero por fin entregó los panes y los pescados a Jesús. Jesús los tomó, y los bendijo y había suficiente para todos.