Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. (Jn 6:8-11)

Una de mis favoritas historias de la Biblia—el Niño con su Lonch. Creo que aquel niño estaba quejando cuando su mamá le dio el lonch para llevar consigo: “Por favor, Mamá, voy a ser el único con lonch.” Y fue así. Entonces Jesús le pidió el lonch. Ese niño tenía dudas . . . pero por fin entregó los panes y los pescados a Jesús. Jesús los tomó, y los bendijo y había suficiente para todos.