Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Pero la misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado, y con él nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra por medio de Cristo Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros. En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos. (Efe 2:1-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101722.cfm
Salvados por gracia a través de la fe . . . somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús. Las cartas de San Ignacio de Antioquía (fallecido ca. 108) cuentan la historia de la iglesia primitiva y reflejan la elección misericordiosa de Dios: “Trigo soy de Dios, molido por los dientes de las fieras y convertido en pan puro de Cristo”.