‘Tienen que renacer de lo alto’. (Jn 3:7)
Renacido de arriba es esencial. Como nos dice el Cuarto Evangelio:
Pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. (Jn 1:12-13)
Por eso, el Señor Resucitado le dice a María Magdalena:
“Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ” (Jn 20:17).
Ser renacido de arriba significa que somos miembros de la nueva familia de gracia de Dios, hermanas y hermanos de Jesucristo, el Señor Resucitado.