Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

‘Tienen que renacer de lo alto’. (Jn 3:7)

Renacido de arriba es esencial. Como nos dice el Cuarto Evangelio:

Pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. (Jn 1:12-13)

Por eso, el Señor Resucitado le dice a María Magdalena:

“Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ” (Jn 20:17).

Ser renacido de arriba significa que somos miembros de la nueva familia de gracia de Dios, hermanas y hermanos de Jesucristo, el Señor Resucitado.