Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Por aquel entonces, el sumo sacerdote Jilquías dijo a Safán, delegado del rey Josías: “He hallado en el templo el libro de la ley”. (2 Reyes 22:8-13; 23:1-3)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/062222.cfm
Israel estaba dividido en dos reinos, el norte y el sur, desde la época de Salomón. Cuando cayó el reino del norte (722 a. C.), que se describió en la lectura del lunes, los refugiados inundaron el reino del sur, Judá y su capital, Jerusalén. El Libro de la Ley (el Libro de Deuteronomio) probablemente fue traído por los refugiados cuando huyeron. Su “descubrimiento” en el Templo de Jerusalén llenó de esperanza y fe renovada al reino del sur. Por supuesto, el propio reino del sur caerá unos 136 años después, en el 586 a.C.