Siguieron caminando y conversando, cuando un carro de fuego, con caballos de fuego, se interpuso entre ellos, y Elías subió al cielo en un remolino. Eliseo lo veía alejarse y le gritaba: “¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!” Y ya no lo volvió a ver. Entonces se rasgó las vestiduras. (2 Reyes 2:1, 6-14)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/061522.cfm
Con el profeta Elías siendo llevado al cielo en un carro de fuego, la antorcha pasa a Eliseo, quien se convierte en profeta llevando el manto de Elías.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Miércoles, Semana XI, Tiempo Ordinario
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