Jesús le dijo: “¡María!” Ella se volvió y exclamó: “¡Rabuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”. María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje. (Jn 20:11-18)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041922.cfm
María Magdalena, a diferencia de los Doce (ahora los Once) que se escondían por miedo, va al Sepulcro. Es allí donde recibe las NOTICIAS . . . y luego corre a contarle a Pedro y al Discípulo Amado, que es la historia del evangelio del Domingo de Pascua. Después de inspeccionar el Sepulcro Vacío, Pedro y el Discípulo Amado se van, pero María Magdalena se queda en el Sepulcro y tiene el encuentro primero con el ángel, y luego con el Señor Resucitado. Y el Señor le da la misión apostólica de Ir y Decir, lo cual ella hace. Y desde entonces, María Magdalena ha sido conocida como “la apóstola de los apóstoles”.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Martes de la octava de Pascua
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