Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito. (Zac 12:10)
https://www.vatican.va/spirit/documents/spirit_20010414_omelia-sabato-santo_sp.html
“¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme”—De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado. Entramos en este silencio llevando con nosotros todos los dolores de este mundo, los dolores de los hambrientos, de los olvidados, de los abandonados; la angustia de aquellos que han perdido a sus seres queridos en la guerra; el dolor de los desplazados que han perdido hogar; y el terrible precio de una pandemia agotadora que nunca termina. Sin embargo, en este silencio esperamos.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Sábado Santo de la Madre Dolorosa
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