R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. (Flp 2:8-9)
Jesús se hizo uno de nosotros . . . hasta una muerte vergonzosa. Recuerdo bien sentado en la corte, contestando las preguntas de la juez. Y querían saber si yo estaba a favor de la pena de muerte. Mi respuesta: “No, señoría, porque eso es lo que hicieron con mi Señor”.