Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume . . . “Yo te digo, Simón: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama”. Luego le dijo a la mujer: “Tus pecados te han quedado perdonados. Vete en paz”. (Lc 7:36-50)
Jesús fue acusado de ser "blando con los pecadores". Quizás lo sea. “Tus pecados te han quedado perdonados. Vete en paz." Cornelio y Cipriano fueron martirizados y se celebran juntos.