Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros. (Mt 19:23-30)

A veces, las promesas del Señor se cumplen de formas que nunca podemos imaginar. El dejar atrás que debe hacer un discípulo a veces puede ser difícil. Estoy agradecido por todas las bendiciones que he recibido a través del ministerio. Todo vale la pena.