Jesús le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!” (Mt 15:21-28)
NOSOTROS no nos atrevemos a venir a ésta tu Mesa, oh Señor misericordioso, confiados en nuestra rectitud, sino en tus muchas y grandes misericordias. No somos dignos ni aún de recoger las migajas debajo de tu Mesa. Mas Tú eres el mismo Señor, siempre misericordioso por naturaleza: concédenos, por tanto, Señor, por tu clemencia, que de tal modo comamos la Carne de tu amado Hijo Jesucristo, y bebamos su Sangre, que nuestros cuerpos pecadores sean limpios por su Cuerpo, y nuestras almas lavadas por su preciosísima Sangre; y que siempre vivamos en El, y El en nosotros. Amén.
San Juan María Vianney es el santo patrón de los curas.