Bajó la hija del faraón a bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y envió a una criada para que se la trajera. La abrió y encontró en ella un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: “Es un niño hebreo”. El niño creció y (la madre) se lo llevó entonces a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, que significa: “De las aguas lo he sacado”. (Exodo 2:1-15)
La historia de Moisés en la espadaña es el comienzo de la gran historia de salvación y liberación. Y como todas esas historias, el comienzo puede ser muy simple pero universal, una madre que intenta proteger a su hijo, que trata de darle a su hijo un mañana mejor.