Ustedes pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
(Mt 6:7-15)
La oración que Jesús nos enseñó—el Padre Nuestro. Sencilla y profunda—porque nos da permiso de rezar con confianza a nuestro Padre Dios.