Dios es testigo de que la palabra que les dirigimos a ustedes no fue primero “sí” y luego “no”. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a quien Silvano, Timoteo y yo les hemos anunciado, no fue primero “sí” y luego “no”. Todo él es un “sí”.
(2 Cor 1:18-22)
Todas las promesas de Dios se cumplen en Jesús. Jesús es siempre SÍ.