María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
(Lc 1:26-38)
El SÍ de Mary ha inspirado a los creyentes a lo largo de los siglos. Mientras nos preparamos para recordar y revivir los grandes eventos de nuestra salvación, que digamos SÍ al plan de Dios para nosotros.